
¿Qué sigue?
Por Miguel Ángel Ordaz
En memoria de nuestra querida amiga y compañera Patricia Vargas Bryan, y continuar con la presencia y fuerza que le dio a la Participación Ciudadana.
Esta incertidumbre que no nos deja en paz, dirán algunos, después de un breve alto en el camino, lo mismo pero agravado dirán otros; lo que les importa a los políticos todos –representantes nuestros en cuerpos colegiados, los que son titulares del poder ejecutivo, los que dirigen, rentan o usufructúan los partidos, los que encontraron en el oficio de la representación su modo y estilo de vida largamente deseado- seguirán simulando que nuestros intereses serán los de ellos, dirán muchos más, total, siempre ha sido así afirmarán muchos otros; entramos en una ruta -otra vez- en la que seremos presa fácil de la manipulación, el entretenimiento, la demagogia y este juego de las distracciones en donde la novedad es que los que fueron malos y fallaron a la sociedad están apareciendo como los buenos. En las primeras semanas de abril de 2022 y primera de mayo, vimos en un abrir y cerrar de ojos el enojo, la amenaza, la celebración, la radicalización, el linchamiento, la intolerancia de la devaluada clase política que nos cargamos y mantenemos, cuyo quehacer ha dejado mucho que desear y que sigue jugando a lo mismo: hacerse del poder, no servir a partir de él.
De lo sucedido –Revocación de mandato, reforma eléctrica que no pasa, amparos contra tren maya, violación permanente y sistemática de la ley por quienes las aprueban y ejecutan, y la propuesta de una reforma (Reformar, es cambiar para mejorar RAL) electoral que querrá ser aplicada, de aprobarse, en elecciones de 2024- puedo concluir que entramos a un tobogán donde uno dirá a muchos lo que estos esperan oír; regresamos así, a tiempos en los que lo importante no es la próxima generación sino la próxima elección; el intercambio de espejitos, la venta de ilusiones, aferrarse al poder es lo importante, ¡al diablo las representaciones sociales!, a negociar se ha dicho.
Si bien es cierto que es menester cambiar muchas cosas en el país –atender a cambios fundamentales en educación que sean congruentes con el buen futuro de los estudiantes y del país, construir la infraestructura hospitalaria que prevea las recientes y nuevas necesidades que serán fundamentales para enfrentar el problema de la obesidad y sus efectos, los mentales derivados de la pandemia, generar condiciones para que las nuevas generaciones accedan a mejorar su calidad de vida, entre otros asuntos importantes, – estos cambios no deben ser procesados a partir de la idea y criterio de un solo sujeto, ameritan un esfuerzo muy grande que involucre a buena parte de la sociedad, sus organizaciones, los expertos, la academia, los ciudadanos todos.
El control de la agenda y la manipulación por el sujeto deben ser debidamente entendidos; un día sí y otro también mantiene el esfuerzo para que el tema del día sea temprano y así interferir para que no se piense en los asuntos fundamentales, en el status de problemas y en el de soluciones; llamar a cuentas a quienes elegimos, bien puede ser el principio; necesitamos reactivarnos como individuos, grupos y organizaciones.
Sin embargo no debemos descuidar -como sí lo ha hecho la autoridad- lo que por desgracia es lo de todos los días: la inseguridad y las múltiples violencias contra la mujer, el desabasto de medicamentos, la inflación y el estancamiento que le acompaña, la galopante y generalizada corrupción en TODO el gobierno, sus ámbitos y poderes.
Lectura recomendada | Destino y oportunidades coyunturales políticas
En PC 29, necesitamos retomar lo que el discurso público ha pervertido: el combate a la corrupción, la rendición de cuentas, la misma participación ciudadana, fundamentos y origen del quehacer de nuestra organización.
¿Qué sigue?, la respuesta la debemos dar quienes otorgamos el mandato a representantes y gobernantes para evitar que continuemos dando vueltas sobre el mismo viejo círculo que consigue que todo gire en torno a las elecciones; exigir cuentas y resultados de esos servidores públicos para que asuman el servicio para el que fueron contratados; plantear nuestras prioridades como punto de partida para el quehacer del gobierno. Enfocarnos en gobiernos locales cuyas estructuras merecen una revisión a fondo; retomar Cabildos que siguen ignorando la representación de la comunidad.
Estimado lector, acércate a nosotros si tienes interés por el mejoramiento de tu comunidad y tu entorno inmediato, en PC29 te decimos cómo.

