Opinión

Otro o el mismo

Por Miguel Ángel Ordaz

Tropezar. Dicho de una persona: dar con los pies en un obstáculo al ir andando, con lo que se puede caer –  Diccionario de la RAE

Se dice que las crisis no son tan negativas, que presentan la oportunidad de la reflexión sobre lo que sucedió y replantean lo que existe y ya dejó de ser útil, funcional o necesario. Claro está que los efectos negativos por lo regular afectan a los más débiles, desprotegidos, pobres; sin embargo, en los tiempos que vivimos, de pronto resulta que la crisis misma es el principal pretexto para decidir sobre asuntos con lo que la esencia de ésta, Covid 19, poco tiene que ver. 

Con la esperanza de que ahora sí las cosas cambien para bien –frase cíclica que aparece después de un importante acontecimiento, ya sea el inicio de recuperación económica, toma de protesta de un presidente, o anuncio del principio del fin de una pandemia- la frase es vigente en tanto se deja que las inercias hagan su trabajo: que el gobierno diga, que los empresarios hagan, que los partidos políticos promuevan, que los políticos declaren-  en fin, sentarse a esperar que aparezca la misma piedra para el tropezón. 

Más allá de los problemas que representa la pandemia y que están incidiendo en comportamientos y conductas, en lugar de atender y entretenernos en las formas que a cada momento nos dicen que no han cambiado las cosas, es necesario reflexionar sobre la realidad que aún no se perfila, pero podemos empezar a descifrar y moldear. Algunos ejemplos que nos afirman lo anterior: el Tribunal Electoral de Coahuila con la misma cantaleta de garante de la democracia en la fase del derecho al voto (parece que este organismo o no se ha dado cuenta que el escenario ya no será el mismo, o le urge gastarse el presupuesto en su auto promoción como si las elecciones no vayan a cambiar de fecha), los partidos Verde y Acción Nacional no pierden la oportunidad de montarse en la ola y con sendos mensajes en la televisión, les viene como anillo al dedo la emergencia sanitaria y saludan, agradecen y felicitan a los trabajadores de la salud por la labor realizada, en diarios, los gobiernos estatales con fotos de sus titulares anuncian qué van a hacer, o afirman lo obvio; eso sí, pagando los espacios correspondientes, claro que con nuestros impuestos. 

Como en la colaboración anterior, replanteo lo necesario que será involucrarnos para discutir acerca de la realidad por venir, no la “nueva realidad” indefinida pero inducida por los actores arriba identificados; debemos discutir sobre las formas, métodos, procesos, tiempos, medios que sean necesarios para construir la realidad que queremos, no la novedad que nos quieren vender; atender a esa venta significará que no hemos aprendido de la múltiple crisis y sus potenciales efectos. Lo cercano, a la vista, resulta de la realidad inmediata, la que vemos al salir de casa y transitar por la ciudad, también la vemos en las nuevas conductas sociales, en las mismas formas de atención a la problemática municipal y en los mismos pleitos entre regidores, donde parece que lo importante es la misma práctica. Es en esta realidad primaria e inmediata en la que debemos involucrarnos, es verdad que para hacerlo debemos conocer, y si ese es el caso, amable lector, acércate a PC29, allí te decimos cómo. No podemos desaprovechar la oportunidad que nos brinda esta múltiple pandemia para levantarnos empoderados y hacer valer nuestra calidad de ciudadanos mandantes y contribuyentes. El funcionamiento del cabildo es un reflejo del congreso local, como este lo es del federal; aquí, en ese llamado espacio de representación social es donde podemos iniciar nuestro interés por participar, si queremos ya no tropezarnos con la misma piedra. 

Las políticas públicas que tanto les llenan la boca a gobernantes y representantes para que sean efectivamente eso, requieren de la participación de la comunidad, de los ciudadanos, no solo para que se involucren en la definición del problema que pretenden resolver, sino en todo el proceso; es decir, en su elaboración, su ejecución y su medición, es decir, en la rendición de cuentas. Aprender y comprender la razón de estructuras, procesos, manejo de recursos y formas de decisión (políticas públicas), representa la oportunidad para inducir e incidir en la realidad que queremos. Las políticas públicas se orientan a la solución de problemas públicos, no a su administración. Con el mejor de los ánimos de provocar, lanzo al lector algunas preguntas que pueden servir para poner las miras en el futuro, conociendo el pasado y renegando de algunas normalidades del presente:

    • Democracia, ¿qué es y cómo se debe desarrollar a partir de la pandemia?
    • ¿Qué hacer con el esquema de privilegios que tienen los servidores públicos?
    • Discutir la importancia y necesidad de romper los tiempos tri y sexenales, pensar y determinar el largo plazo.
    • ¿Hacia dónde y cómo será la participación de la comunidad?
    • ¿Estamos conformes con la clase de representantes públicos que tenemos y con el funcionamiento de los órganos de representación, ya sea congreso nacional, local o cabildo?
  • ¿Estamos dispuestos a realizar el esfuerzo de conocer esos órganos, sus reglas básicas y funcionamiento?
  • ¿Podemos hacer el esfuerzo de cambiar la narrativa que diariamente nos atosiga y manipula?

En fin, pensar y repensar el pasado y el futuro deseable; vale la pena el esfuerzo. Otro futuro o más de lo mismo, ¿vale la pena discutirlo, amable lector?

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