Otra vuelta y la oportunidad
Por Miguel Ángel Ordaz
Variopinto.adj. Multiforme, mezclado, diverso, abigarrado que ofrece diversidad de colores y aspectos. RAL
Los efectos de la crisis sanitaria a un año de su inicio han sido devastadores; se multiplica: de sanitaria pasó a económica, y de ésta a social. Asunto grave, complejo, tiene que ver con todo.
A pesar de las emergencias y rezagos que han caracterizado a nuestro país, lo que en otras latitudes se ve como oportunidad para mejorar, para innovar, o para crear, en el nuestro solo ha servido para medrar, saquear, desaprovechar y dejar pasar. Unos ven hacia el futuro, otros se ocupan de resolver de mejor manera el presente para sentar bases firmes para lo que está por venir en nuestro país, otra oportunidad que se perfila como perdida y el asomo del rostro muy conocido de volver al círculo, otra vez.
Mismas formas, mismas caras, mismos mensajes, y toda la parafernalia que significa un proceso electoral sin que los actores consideren que el entorno ha cambiado, que son nuevas circunstancias con los mismos problemas, pero magnificados, acompañados de la descalificación del árbitro antes del partido, y sometido a permanentes ataques de quien denuncia el fraude antes de la elección.
El motivo de los ataques: hacer valer la ley, en este caso la Constitución, que los mismos que aprobaron la regla que se aplica, ahora la rechazan. Sí, amable lector, estoy hablando de la SOBRE REPRESENTACION en la Cámara de Diputados que se viene dando desde la elección de 2012, se repite en 2015 beneficiando al PRI, que en alianza con ese negocio llamado Partido Verde, tuvo el 8.2% y el 9.7% en el reparto de las asignaciones de representación proporcional en los años citados, cuando el tope es del 8%.
Sin embargo, en la elección de 2018 la sobre representación se fue al 15.7%, beneficiando a Morena y partidos con los que fue en alianza; el fondo de la discusión deriva del acuerdo del INE que pretende hacer valer la ley para el proceso electoral de este 2021. Los argumentos del árbitro, del partido que se siente afectado y del titular del ejecutivo irán a parar al TRIFE, donde por su composición supone, favorecerán al quejoso; se trata del pago de favores, si esa es la decisión.
Mientras esto sucede (la discusión sobre el acuerdo del INE y las acusaciones del partido en el gobierno y del gobernante), reaparecen frases, caras, propuestas sin posibilidades de ser cumplidas, las alertas suenan por todos lados haciendo tanto ruido que abruma, y los números se van instalando en la realidad que vivimos: contagios, fallecimientos, asesinatos, desabasto de medicamentos, retraso en la vacunación, desempleo, caída de la economía, deserción escolar, feminicidios, en fin, una larga lista que no da tiempo de hacer un alto y reflexionar sobre lo que sucede en torno al poder y su ejercicio. Donde camina campante la violación a la ley mediante la adjudicación de contratos sin licitación previa, se atiza la violencia verbal a partir de la incontinencia ejecutiva que distrae y establece el tema del día, mismo que los medios replican criticando los dichos y abandonando en la mayoría de los casos el cumplir con el compromiso social que tienen; no se pueden perder los contratos de publicidad, por supuesto.
Votar, claro, es importante, pero en estos momentos estamos acusando el subdesarrollo político; la oportunidad la tiene el órgano electoral de retomar el camino de promoción y formación de una verdadera cultura política, la democracia inicia a partir del voto, no termina con él, en estos momentos su mejor aliada en el asedio que vive este órgano, será la sociedad. No permitamos más a diputados y senadores que se comportan como hetaíras políticas, ni tránsfugas legislativos.
“El autócrata tiende a no considerar importante, ni siquiera digno de tomar en cuenta, el mal que generan sus decisiones” afirma Hannah Arendt, y aquel que se encuentre en ciernes busca generar condiciones para su proyecto, desarrollando un discurso polarizador para dividir a la sociedad. Masha Gessen en su libro Sobreviviendo a la Autocracia, una vez que analiza todos los sistemas de gobierno en el mundo, señala que la construcción de un gobierno autocrático tiene 3 etapas:
Tentativa, que se caracteriza por atacar credibilidad de los medios de comunicación y de sus críticos, mentir sin cesar, y generar confusión informativa.
Ruptura, periodo en el que se vulnera al sistema electoral al restarle credibilidad, fomenta la abstención, permite los fraudes, y ataca a la democracia como sistema.
Consolidación, donde el autócrata y quienes lo acompañan acumulan poder y riqueza.
Estimado lector, en PC 29 te invitamos a que razones tu voto a pesar de las alternativas para elegir representante, participes en y con tu vecindario, y te preguntes en cuál de las etapas que señala Masha Gessen nos encontramos, o ni siquiera hemos iniciado.
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