Opinión

Las obras y el tiempo

Por Miguel Ángel Ordaz

A fuerza de repetirlo se ha mantenido la idea de que un Gobierno hace bien su trabajo cuando desarrolla la obra pública, concepto éste muy socorrido y que sirve para que a través de lo que se mira, un gobierno sea calificado.

Así, durante decenios, en este país la “política de la miranda, que tan bien aplicó Carlos Hank González cuando fue gobernador del Estado de México, le redituó un gran reconocimiento y posicionamiento político, que a vista de otros gobernantes se consideró la mejor forma de legitimación social, convirtiendo esta forma de gobernar en la más conveniente para los intereses de quienes aspiraban a ello. A esta política lo mismo entraba el arreglo de calles, construcción de vialidades, nuevos monumentos, pintura de fachadas y ornamento.

Lo importante es lo que se mira. La rentabilidad política para el gobernante está por encima de la calidad de las obras y servicios a la comunidad y también las posibilidades de que la rentabilidad económica del mismo se vea aumentada por la obra pública. “Haga obras compadre” ha sido la frase, y la miranda ha sido la obra, aunque ésta en no pocas ocasiones ha dejado que desear; así, tenemos obras inconclusas (vialidades y carreteras que carecen de las señales correspondientes para mejor transitar) que a fuerza del uso, denotan la mala calidad del material utilizado, ya sea pavimento, compactación, infraestructura urbana o pintura. Por su duración, los gobiernos municipales no tienen interés en proyectar la obra necesaria y fundamental que permita prevenir problemas, solo aquellas que puedan concluirse en su período y en base a lo anterior, quiero llamar la atención del amable lector. 

En Torreón y en toda La Laguna parece que la temporada de lluvias viene acompañada de otra temporada, la de la caída de los colectores y el colapso del sistema de drenaje; Valle del Nazas y Ciudad del Nazas, Avenida Juárez y Atenas, Bulevar Las Quintas, Gómez Morín, son algunos de los colectores, y de las colonias inundadas están Provitec, fraccionamiento la Hacienda, Residencial del Norte y lo obligado,  importantes cruces como Independencia y Rio Aguanaval, Revolución y Diagonal Reforma, entre otros muchos que también se inundan; les es común a todos ellos la deficiencia de la obra pública que cada temporada se hacen los mismos remedios y es el cuento de nunca acabar, al cabo que los contribuyentes damos para eso y más. 

Si queremos que nuestras contribuciones tengan mejor uso debemos exigir obra pública de calidad, involucrarnos en los detalles de lo que se programe, darle seguimiento a su ejecución, hacer el esfuerzo por conocer a las dependencias responsables y a quienes las dirigen,  exigir nos informen cuando debe ser terminada pero sobre todo empezar ya a plantear la visión de largo plazo para exigir que los Cabildos de la región elaboren junto con la participación de expertos, de colegios de profesionales, y de la comunidad las bases para ello. 

Requerimos urgentemente que se diseñen políticas que visualicen el largo plazo, en pocas palabras Políticas de Estado en el ámbito municipal, mismas que deben ser aprobadas por el cabildo y no pueden ser modificadas ni sufrir variación alguna con el cambio de partido en el gobierno. “Terminen ya”, “por qué no nos informan lo que hacen?” son letreros en una lona y declaración de un vecino afectado. 

Estimado lector, acércate a nosotros, te decimos como involucrarte y enterarte.

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