Opinión

Las instituciones son para apoyarlas y defenderlas, no para denostarlas

Por Moisés Picazo Salazar

Solo para empezar agregaría las siguientes palabras que coinciden en sus significados: injuriar, insultar, ofender, vilipendiar, ultrajar y eliminar para rematar.

Vale la pena hacer algunas aclaraciones, pues no es porque esté de moda criticar por gusto al actual gobierno y su movimiento, pues si queremos que este país progrese, se desarrolle, goce de armonía, paz, bienestar y tranquilidad debemos estar todos unidos, pues todos deseamos que se acabe la corrupción y su cobijo y apoyo: la impunidad, que se acabe la pobreza, que tengamos seguridad en nuestras vidas y bienes, salud, buena educación, y que no haya tan marcada desigualdad económico-social.

Me voy a permitir citar algunos antecedentes de críticas u observaciones al exigir respeto por parte del gobierno a instituciones que son en las que los ciudadanos debemos y podemos apoyarnos, pues recuérdese:

Que la constitución y las leyes no son para que el gobierno nos controle como ciudadanos sino que están hechas para que nosotros controlemos a los gobernantes. Nosotros como ciudadanos estamos en libertad de realizar cualquier acto o actividad que no  prohíba una ley, en cambio, los gobernantes, funcionarios o servidores solo pueden realizar aquellas actos que la ley les permita.

Más claro no puede ser, y hacen exactamente lo contrario, usan la ley a su antojo, no la acatan y la violan. Siguen aplicando la máxima de Juárez “A los amigos justicia y gracia y a los enemigos justicia a secas” y no solo eso sino que inventan supuestos delitos contra cualquier ciudadano que no esté en la gracia de ese gobierno, ejemplos sobran.

Volviendo al tema, transcribo parte de un artículo publicado el 17 DE NOVIEMBRE DE 2017; y saquen sus conclusiones:

«Los últimos acontecimientos, que desgraciadamente no serán los últimos y esperemos no los más graves, nos alertan para plantear esta situación por el sistema gubernamental que padecemos. Nos ha convencido que el INE, la CNDH y el INAI son una bola de corruptos, traidores, alcahuetes y solapadores del mismo gobierno.

Algunos ejemplos de las más recientes acciones del supremo gobierno, su partido y los partidos satélites de éste, por no decir el franquiciatario mayor y sus franquicias menores, pueden ser los siguientes:

Al INE y su consejo general, lograron que perdiera su carácter ciudadano y lo han partidizado. El PRI controla cuando menos cuatro de los once consejeros sino es que más y ha infiltrado a priístas en puestos clave, por ejemplo el Director de fiscalización de gastos de los partidos.

La CNDH la dejaron sin dientes y solo envía recomendaciones, que son como las llamadas a misa.

El INAI: las dependencias se “reservan” por no decir ocultan toda la información que les da la gana y los sujetos obligados no se sienten con la obligación de rendir cuentas.

Como simples ciudadanos tenemos que apoyarnos en esas “Instituciones” que aunque las han descafeinado y las convertido de cuates y cuotas, son las únicas, pequeñas rendijas en las que podemos entrar a la cerrazón de la partidictadura y lograr cambiar de la democracia “representativa”, que no nos representa, a una democracia participativa.»

Solo recordemos que al principio del IFE era verdaderamente ciudadanizado (Tiempos de José Woldenberg K.), la CNDH empezó con la defensa y promoción de los derechos humanos, que ni siquiera estaban contemplados en la constitución y el IFAI, ahora INAI, empezó a abrir la ostra de la información, no debemos dar marcha atrás y al contrario empoderarnos como ciudadanos y que entiendan que los que ostentan el gobierno son servidores, mandatarios y nosotros somos sus jefes, somos los mandantes.

Por último no caigamos en la polarización, división, inquina, odio, descalificación. Podemos debatir, pero debemos mantenernos unidos. La solución y futuro del país no está en el gobierno y menos en los políticos y sus partidos.

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