Opinión

La sociedad civil frente al Covid

Por Patricia Vargas Bryan

Los retos que enfrentamos a partir de la crisis por Coronavirus son incontables y atacan desde todos los frentes. En un ejercicio de conciencia ciudadana y participación, se vislumbran diversas trincheras para tratar de analizar y generar propuestas, acciones independientes y conjuntas, para conformar frentes de respuesta y solución ante la urgencia de salud, que también es de economía, de seguridad y bienestar social.

En La Laguna, aplaudimos la conformación de una mesa de salud con representantes de gobiernos y de organismos ciudadanos. A partir de ella, esperamos que quede la huella de integración de espacios para atender no sólo esta contingencia, sino la amplia gama de problemas que aquejan a nuestra región.

Así ha sucedido en toda América Latina, que se reúnen las asociaciones civiles con las instituciones públicas para tratar de generar sinergias de valor, en favor de la ciudadanía. Sin embargo, también hemos observado que no en todas las circunstancias es posible colaborar con los gobiernos. Entonces, algunas organizaciones han tomado la iniciativa en acciones concretas, anticipando las reacciones que en algunos lugares han sido lentas, por falta de capacidad o por la naturaleza burocrática de las instituciones oficiales.

Las ONG han puesto en marcha programas de impacto inmediato en todas las regiones del mundo, pero especialmente en las más empobrecidas o con carencias notables en los servicios sanitarios: para abastecer con insumos de protección a personal de salud, como Laguna Yo Te Quiero en nuestra región; para dar respuesta a la necesidad inmediata de alimentación para familias de mayor vulnerabilidad en todo el continente, de la mano con Fundación Maquita en Ecuador, Fundación Cáritas en Haití o Fundebase en Guatemala.

No debemos perder de vista que cualquier emprendimiento social encuentra mayores oportunidades en su capacidad para accionar de la mano con gobiernos de los tres niveles. En ese proceso, se fortalecen ambos sectores alrededor del objetivo primordial de beneficiar al grupo o grupos en riesgo o vulnerables. De lo contrario, en escenarios en los que cada institución, pública y privada, avanza con programas desarticulados, pueden ocurrir duplicidad en los esfuerzos e inversiones, y de esa forma se limita aún más la incidencia de todos lados.

Una condición indispensable para operar programas conjuntos o, en todo caso, continuar con la labor de observación ciudadana, es demandar condiciones mínimas de transparencia en la aplicación de los recursos que se recauden o se apliquen, no sólo desde los presupuestos públicos, sino también cuando se recaudan donativos desde las organizaciones sociales.

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