Opinión

La nuestra

Por Miguel Ángel Ordaz

Ya llegaron, estamos al inicio de ellas, las vemos igual que antes, no han cambiado nada, siguen tan campantes y contentas como si no hubieran cambiado las cosas. La pandemia es solo un accidente para ellas, para algunos que las acompañan es una situación a la que se le puede sacar raja, beneficio político. 

Sí, amable lector, ya están aquí las campañas político – electorales para renovar Congreso en Coahuila, por lo que se han saturado los medios de información con imágenes – todas muy limpias, coloridas, y rostros que presentan cutis de bebé- frases que van de lo trivial y obvio: “si quieres seguir seguro vota X”, “los jóvenes sabemos de tus necesidades, internet, tabletas para tus hijos…”, otros van por más presupuesto en salud para asegurar equipo, infraestructura, medicamentos…”, en fin, de todo como en botica. Pero lo que se puede observar es que mientras unas se ven estancadas en la frase y la imagen, otras van con la dádiva por delante y algunas transitan del qué al cómo pero no nos dicen de dónde saldrán los recursos; eso sí, todas se montan en los problemas de salud y educación.

Parece que la imaginación se agotó y con ella se evidencia la distancia con la sociedad a la que, como al nopal, solo la voltean a ver cuando hay elecciones. La coyuntura que significa esta crisis de crisis podría significar la oportunidad para que también nosotros, los ciudadanos, podamos hacer nuestra oferta, que en principio será la de rescatar la calidad de mandantes que tenemos en tanto que somos los que otorgamos el mandato mediante el voto a quienes nos representarán en el Congreso. 

Y con razón se preguntará, amable lector, ¿Cuál será nuestra oferta? Presentar nuestra propia agenda, que bien podemos denominar la Agenda de la Sociedad, la Agenda Social, ya que la que los diputados y sus partidos elaboran atiende intereses del ejecutivo, de las dirigencias de los partidos y sus proyectos políticos personales. ¿Cuáles son los asuntos que más nos han lastimado?, ¿Qué trato han recibido?, ¿La autoridad competente qué ha hecho?, ¿Las leyes aplicables nos han servido de algo?, ¿Los responsables de su aplicación han hecho bien su trabajo?, ¿Qué parte de la estructura legal es pertinente en la situación que vivimos y está por venir?  Otras tantas preguntas como problemas tengamos podrán surgir. 

Con el ánimo de abrir la discusión pongo sobre la mesa lo que a mi juicio nos ha lastimado más, no solo por el hecho, sino también por el engaño y la simulación: la deuda de Coahuila, que encaja en las preguntas anteriores, como también 2 de las 3 obligaciones básicas del legislador: la representación y la fiscalización. La primera no existe, y la segunda queda supeditada al mayoriteo y los compromisos y complicidades entre poderes, y finalmente la existencia de presupuesto para lo que originalmente se estableció como “difusión de la obra de gobierno” y luego transmutó a publicidad, como si el gobierno vendiera algo, y después a propaganda, termino ideológico que  permite al gobernante mantenerse en campaña permanente; me refiero a un gasto que por ley es el 3% del presupuesto anual, pero por lo general al final se gasta más de lo aprobado.

Solo para tener una idea, durante el primer año del gobierno del primero de los hermanos, este gasto ascendió a casi 2 millones de pesos diario y hoy debe andar en más o menos 2.4 millones de pesos.

En el cajón. Si queremos establecer lo que puede esperarnos los próximos 3 años, solo hay que ver los candidatos del partido que ofrece estar más seguros: uno de ellos formó parte de 2 legislaturas, en la primera aprobó la contratación de lo que conocemos como megadeuda y en la segunda, legalizó la deuda ilegalmente contratada. 

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