Opinión

Incidencia, organización e independencia

Por Alejandro Buendía

El 19 de septiembre de 1985, un terremoto sacudió con fiereza y sin miramientos al Valle de México. El saldo de la tragedia, se calcula, fue de poco más de 20 mil muertos. Años después, el 19 de septiembre de 2017, otro terremoto, con epicentro en el estado de Morelos, y que impactó severamente a los estados de Oaxaca, Puebla y a la misma Ciudad de México, le quitó la vida a otras 369 personas.

Estas dos catástrofes naturales tienen un punto de encuentro, y no necesariamente es la fecha, sino la corrupción.

Tanto en 1985, como en 2017, los edificios que se desplomaron no eran los más antiguos, ni los coloniales, ni los vestigios que adornan las calles del centro del país. La infraestructura colapsada fue construida por el gobierno y por empresas particulares que, por ahorrarse unos pesos, levantaron altas estructuras sin las debidas medidas de seguridad.

Estos temblores, sobre todo el de 1985, vinieron a desnudar todo un esquema corrupto que le quitó la vida a cientos de personas.

El Centro Médico, los multifamiliares, escuelas y casas de interés social fueron las edificaciones con más afectaciones en 1985. Mientras en el 2017, luego de la amarga experiencia 32 años atrás, no fueron las estructuras gubernamentales las que se colapsaron, sino complejos de clase media y alta de departamentos y escuelas particulares de reciente creación.

Ante todo esto, después de la tragedia de 1985, la sociedad civil comenzó a tomar un papel preponderante en el quehacer público mexicano; se organizó, peleó, luchó y buscó que los responsables de tales atropellos pagaran por su descuido y su intransigencia.

¿Esto qué relación tiene con Coahuila? ¡Toda! Está por concluir la selección del nuevo integrante del Consejo de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción. Independientemente de la persona que vaya a ser elegida, será necesario que ésta se comprometa a cabalidad con la sociedad, con la ciudadanía, con la estructura y con las necesidades de una sociedad fracturada y desmotivada por el aire de impunidad que reina en todo el país y particularmente en la región y en el estado.

Como parte de la sociedad civil organizada de la Comarca Lagunera y de Coahuila, apoyaremos en todo lo que sea posible para lograr incidir, para que paguen quienes tengan que pagar, para que rindan cuentas quienes le deban algo a la ciudadanía y para solidificar un sistema diseñado para perdonar y solapar tropelías, no para impartir justicia y promover el desarrollo y la paz social.

Independencia, autonomía, organización, coordinación, interlocución y proactividad son los seis elementos que como sociedad civil necesitamos para empoderar a los ciudadanos. Hacemos un llamado respetuoso a todas aquellas personas que quieran vivir en una región y en un estado de justicia y respeto a que se sumen a nuestra lucha, a que nos coordinemos y busquemos incidir para mejorar nuestras condiciones de vida, y para que paguen quienes abusaron de nuestra confianza.

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