Opinión

El día siguiente

Por Miguel Ángel Ordaz

Ni la vida termina aquí, ni el mundo se detiene después del 6 de junio; el espectáculo que hemos visto no ha terminado, faltan algunos actos peligrosos en este circo que deseo no sean más violencia y muerte de quienes aspiran al poder y sobre todo de quienes vamos a otorgar un mandato. Una vez que hemos transitado por las distintas ofertas políticas desde la elección intermedia durante el periodo de gobierno de Ernesto Zedillo por allá del no lejano 1997, cuando se da el primer paso para la alternancia política en el poder y la construcción del andamiaje que permite empezar a construir nuestra joven democracia; al igual que en esa fecha y en el año 2000, el mundo no se detuvo y el sol siguió saliendo por el oriente, sin embargo, en este 2021 debemos continuar con la brega para consolidar este lento proceso; por esto es importante recordar que el papel relevante en ello lo tenemos TODOS los ciudadan@s del país.

¿Recodar qué? Se estará preguntando el amable lector; en principio lo mucho que nos han quedado a deber quienes han recibido ese mandato, y que parece se esfuerzan por mantener esta deuda; confundir politizar -¿se confunde o entiende?- con hacer política, donde alegar es lo suyo, no argumentar, donde transar sustituye al verbo acordar, donde acordar es olvidar los intereses de los representados, donde ganar las elecciones no se ha traducido en construir y desarrollar el gobierno, donde entienden que lo suyo es crear cada vez más leyes no importa si se reglamentan o no, o si se respetan y hacen valer, donde progresivamente han sido permisivos en tolerar la participación criminal en los procesos electorales como si la complicidad fuera lo suyo, donde los principios ideológicos solo sirven como escalón para saltar de un partido a otro; en fin larga es la lista de agravios que debemos tener presentes ahora y el día siguiente de la elección del próximo 6 de junio.

Si no queremos seguir dando vueltas en el mismo circulo debemos no solo recordar todos estos agravios y prácticas políticas y administrativas torcidas, sino discutir, analizar lo que es mejor para todos y para el país; la costumbre de aceptar lo ilegal, la violencia de todo tipo, la corrupción en todas sus manifestaciones, los pésimos servidores públicos, la impunidad, la indiferencia ante el falso y mentiroso discurso que lo único que tiene de verdad es el interés por dividir  a la sociedad, la estupidez de cancelar contratos consolidados para la adquisición de medicamentos para los niños con cáncer, la arrastrada mayoría legislativa que no quita ni una coma a las propuestas del ejecutivo, el arraigo de la tolerancia social ante todas estas formas que nos sentencian a querer resolver los viejos y nuevos problemas con los mismos sujetos que tienen nuestro mandato. El reciclaje no augura nada bueno pero por el momento puede ser útil.

Más de millón y medio de  ciudadanos hacen el trabajo que las autoridades electorales solo encauzan; la jornada electoral es nuestra, no del gobierno; de sus garras se separó este control. Ahora, llevar el material electoral, instalar casillas, acreditar a los compatriotas que acuden a votar, mantener el orden y respeto en esas casillas, contar los votos, llenar las actas, dar a conocer los números, no lo hace el gobierno, es labor de la ciudadanía, misma que también se organiza para observar el día de la elección y reporta las irregularidades que resulten.

Si se vocifera en esa diarrea oral desde hace meses que se está organizando el fraude, le recuerdo a los políticos que lo afirman que no estamos en tiempos de “la caída del sistema”, que el INE no es de ellos y que serán llamados a cuentas por las decisiones que han tomado a lo largo de dos años y medio. Amable lector, salir del circulo significa empoderarnos y esto solo se consigue participando, enterándose de derechos y obligaciones de representantes y representados; exigir transparencia en las acciones de gobierno.

Este 6 de junio salgamos todas las familias a votar; sería el primer paso para la construcción de una nueva cultura cívica y política.

En el Cajón. En general, en lo que se han convertido los partidos políticos, amerita llevar a la mesa una convocatoria para revisar históricamente lo que han hecho, que beneficios han derivado, en que se han convertido y cuál ha sido el costo que nos ha significado. Si de podredumbre, corrosión, descomposición, y cinismo hablamos, todos son botones de la muestra. Venderse al mejor postor ha sido la divisa, aunque sus dueños dicen que son partidos bisagra.

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